Recuerdo cuando estaba aprendiendo acerca del Espíritu Santo. Lo que Jesús enseñó en los capítulos 14 y 15 del evangelio de Juan me ayudaron muchísimo. ¿Los ha leído? Jesús compara nuestra vida cristiana con un árbol. Este árbol adquiere su alimento y su poder de la savia que fluye a través de él. Así es el Espíritu Santo en nosotros. Cuando estamos conectados a Él, podemos producir fruto santo. Este fruto tiene valor eterno y representa una vida cambiada. Gálatas 5:22-23 describe este fruto como amor, alegría, paz, paciencia, gentiliza, bondad, fidelidad, humildad y control propio.


Recuerde, tener el Espíritu Santo de Dios en su vida no es un programa de auto-ayuda sino una transformación interna. Un árbol de manzana no se esfuerza ni lucha para producir manzanas. Este cumple su propósito cuando las manzanas llegan a su madurez. Dios es el que obra en usted para hacerlo más y más como Cristo. Asi que, siga caminando en El y su fe producirá fruto santo.


Le sugiero que lea aquí la lección "Viviendo en el Espíritu."


Trate de memorizar Gálatas 5:22-23: “En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentiliza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!”