Lección 49: Juan 18:1-18 - El arresto de Jesús
1 Después de decir esto, Jesús salió con Sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto en el cual entró Él con Sus discípulos. 2 También Judas, el que lo iba a entregar, conocía el lugar porque Jesús se había reunido allí muchas veces con Sus discípulos. 3 Entonces Judas, tomando la tropa romana, y a varios guardias de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue* allá con linternas, antorchas y armas.
4 Jesús, sabiendo todo lo que le iba a sobrevenir, salió y les dijo*: «¿A quién buscan?». 5 «A Jesús el Nazareno», le respondieron. Él les dijo*: «Yo soy». Y Judas, el que lo entregaba, estaba con ellos. 6 Y cuando Él les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. 7 Jesús entonces volvió a preguntarles: «¿A quién buscan?». «A Jesús el Nazareno», dijeron. 8 Respondió Jesús: «Les he dicho que Yo soy; por tanto, si me buscan a Mí, dejen ir a estos».
9 Así se cumplía la palabra que había dicho: «De los que me diste, no perdí ninguno». 10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. 11 Jesús le dijo a Pedro: «Mete la espada en la vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿acaso no he de beberla?».
12 Entonces la tropa romana, el comandante y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron, 13 y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote ese año. 14 Caifás era el que había aconsejado a los judíos que convenía que un hombre muriera por el pueblo.
15 Simón Pedro seguía a Jesús, y también otro discípulo. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote, 16 pero Pedro estaba afuera, a la puerta. Así que el otro discípulo, que era conocido del sumo sacerdote, salió y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro. 17 Entonces la criada que cuidaba la puerta dijo* a Pedro: «¿No eres tú también uno de los discípulos de este hombre?». «No lo soy», dijo* él.
18 Los siervos y los guardias estaban de pie calentándose junto a unas brasas que habían encendido porque hacía frío. Pedro también estaba con ellos de pie, calentándose.
Jesús es juzgado por la noche, lo cual era contrario a la ley del país. Aunque al principio Pedro intenta defender a Jesús, no tarda mucho en empezar a negar que siquiera lo conoce. En ambas situaciones, en lugar de creer que lo que Jesús le había dicho era cierto, Pedro actuaba y reaccionaba por miedo.
¿Cuántas veces intentamos controlar las situaciones a nuestro alrededor que parecen malas e intentamos que salgan como creemos que es correcto? Cuando hacemos esto, estamos caminando según nuestro propio entendimiento.
*¿Qué dice Proverbios 3:5-6 sobre confiar en nuestro propio entendimiento?
*Piensa en un momento de tu vida en el que caminaste según tu propio entendimiento: ¿cuál fue el resultado?