Lección 43: Juan 15:18-27 - El odio del mundo


18 »Si el mundo los odia, sepan  que me ha odiado a Mí antes que a ustedes. 19 Si ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no son del mundo, sino que Yo los escogí de entre el mundo, por eso el mundo los odia. 20 Acuérdense de la palabra que Yo les dije: “Un siervo no es mayor que su señor”. Si me persiguieron a Mí, también los perseguirán a ustedes; si guardaron Mi palabra, también guardarán la de ustedes. 21 Pero todo eso les harán por causa de Mi nombre, porque no conocen a Aquel que me envió. 22 Si Yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa por su pecado. 23 El que me odia a Mí, odia también a Mi Padre. 24 Si Yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y me han odiado a Mí y también a Mi Padre. 25 Pero ellos han hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: “Me odiaron sin causa”.

26 »Cuando venga el Consolador, a quien Yo enviaré del Padre, es decir, el Espíritu de verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de Mí, 27 y ustedes también darán testimonio, porque han estado junto a Mí desde el principio.


Otro resultado de nuestro apego a la Vid [Jesús] es ganarnos un enemigo que está vencido. Recordemos que hace unas lecciones leímos que Jesús trazó una línea entre Él mismo (la Verdad) y Satanás (el Mentiroso) y dijo que solo podemos seguir a uno u otro. No hay otras opciones. En Mateo 12:30 leemos las palabras de Jesús: «El que no está conmigo, está contra mí». Satanás es el dios de este mundo (2 Corintios 4:4) y el enemigo de Dios. Como pertenecemos a Dios, Satanás también nos odia a nosotros.


¿Cómo se manifiesta un ataque de Satanás en nuestra vida? Es cualquier cosa que nos aleje de una relación activa con Jesús, que nos separe del poder que nos da para vivir. ¿No es Jesús más poderoso que Satanás? Sí, lo es, pero Jesús también nos deja la elección de permanecer conectados a Él o no. Estar conectados es nuestra responsabilidad.


El odio, tal y como lo describe Jesús aquí, no es necesariamente una emoción. Es una oposición a Él. En Mateo 6:24, Él dijo que no podemos servir a Dios y al dinero (o a cualquier cosa de este mundo). Jesús y este mundo (el dominio de Satanás) son opuestos: cuando nos enfrentamos a uno, le damos la espalda al otro. Darle la espalda es el «odio» tal y como lo utiliza Jesús en estos versículos.


La afirmación de Jesús de que Él es la vid y nosotros los pámpanos significa que hay consecuencias que no debemos ignorar. No se trata simplemente de dejar que Jesús haga todo el trabajo en nosotros y nosotros nos sentemos sin ninguna responsabilidad. Sí, Él hace el trabajo, pero cada paso del camino significa que somos responsables de nuestras decisiones y de nuestra obediencia. Elegirlo a Él significa que sufriremos ataques a través de las personas que nos rodean (Efesios 6:12). Debemos amar a las personas, pero al mismo tiempo luchar contra la verdadera fuente del ataque, las fuerzas espirituales de las tinieblas. Nunca luchamos solos: tenemos al Espíritu Santo para ayudarnos a ver al verdadero enemigo, al que no podemos ver con los ojos humanos.


*Lee Efesios 6:10-18: ¿qué te ha dado Jesús para esta batalla espiritual?