Lección 34: Juan 11:45-57 - Yo soy la resurrección y la vida (parte 3)
45 Por esto muchos de los judíos que habían venido a ver a María, y vieron lo que Jesús había hecho, creyeron en Él. 46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.
47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos convocaron un concilio, y decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchas señales. 48 Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en Él, y los romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar y nuestra nación». 49 Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote ese año, les dijo: «Ustedes no saben nada, 50 ni tienen en cuenta que les es más conveniente que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca».
51 Ahora bien, no dijo esto de su propia iniciativa, sino que siendo el sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación; 52 y no solo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que están esparcidos. 53 Así que, desde ese día planearon entre sí matar a Jesús.
54 Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se fue de allí a la región cerca del desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con los discípulos. 55 Estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos de la región subieron a Jerusalén antes de la Pascua para purificarse. 56 Entonces buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se decían unos a otros: «¿Qué les parece? ¿Que vendrá a la fiesta o no?». 57 Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que si alguien sabía dónde estaba Jesús, diera aviso para que lo prendieran.
La consecuencia de la resurrección de Lázaro por parte de Jesús se convirtió en lo que parecía ser, al menos en términos humanos, un problema aún mayor. Los líderes religiosos estaban ahora más decididos que nunca a matar a Jesús. Lo que debería haber sido, a nuestros ojos, el golpe definitivo a los planes de los líderes, se convirtió en todo lo contrario. Sin embargo, todo esto era tal y como Dios lo había planeado. Recordemos que, en el capítulo 10, Dios había impedido que el pueblo matara a Jesús. Ahora Dios no los detendría. Había llegado el momento adecuado, el momento perfecto de Dios, para que su plan se llevara a cabo en su totalidad.
Como hemos visto en las anteriores declaraciones de Jesús «YO SOY», Él aprovechó una situación para enseñar a la multitud quién era realmente, y luego demostró su identidad con acciones. El resto del libro de Juan se convierte en la demostración de su declaración: «YO SOY la resurrección y la vida».
*¿En qué experiencia te ha sorprendido Dios haciendo algo contrario a lo que pensabas o al momento en que pensabas que lo haría? ¿Cómo te ha ayudado el resultado de esta situación a crecer en tu fe para confiar en Él en tus circunstancias actuales?