Lección 23: Juan 7:37-52 - La fiesta de los tabernáculos (parte 3)


37 En el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz: «Si alguien tiene sed, que venga a Mí y beba. 38 El que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: “De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva” ». 39 Pero Él decía esto del Espíritu, que los que habían creído en Él habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado.

40 Entonces algunos de la multitud, cuando oyeron estas palabras, decían: «Verdaderamente Este es el Profeta». 41 Otros decían: «Este es el Cristo». Pero otros decían: «¿Acaso el Cristo ha de venir de Galilea? 42 ¿No ha dicho la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David, y de Belén, la aldea de donde era David?». 43 Así que surgió una división entre la multitud por causa de Él. 44 Y algunos de ellos querían prender a Jesús, pero nadie le echó mano.

45 Entonces los guardias vinieron a los principales sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron: «¿Por qué no lo trajeron?». 46 Los guardias respondieron: «¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!».

47 Entonces los fariseos les contestaron: «¿Es que también ustedes se han dejado engañar? 48 ¿Acaso ha creído en Él alguien de los gobernantes o de los fariseos? 49 Pero esta multitud que no conoce de la ley, maldita es».

50 Nicodemo, el que había venido a Jesús antes, y que era uno de ellos, les dijo*: 51 «¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace?». 52 Ellos le respondieron: «¿Es que tú también eres de Galilea? Investiga, y verás que ningún profeta sale de Galilea».


El último día de la fiesta se utilizó el doble de agua para recordar al pueblo las dos rocas que Moisés había golpeado en el desierto para ellos (Éxodo 17:6, Números 20:8). Así que la referencia de Jesús al agua era de nuevo una extensión de los rituales de la fiesta.


Algunos en la multitud decían que Jesús era el Mesías. Otros negaban que pudiera ser el Mesías porque el Mesías no vendría de Galilea: las Escrituras indicaban que el Mesías sería un hijo de David y vendría de la casa de David en Belén (véase Miqueas 5:2). (Jesús nació en Belén para cumplir perfectamente la profecía, pero la mayoría de la gente de la multitud no lo sabía).


Las afirmaciones de Jesús de ser el Mesías no podían ignorarse. Su afirmación aquí, de ser la fuente del agua eterna (había hecho esta misma declaración a la mujer samaritana en el pozo en Juan capítulo 4), lo colocaba en la posición de ser el Dios que había hecho estos milagros para Moisés. No podía ser solo un hombre, porque un hombre que afirma ser Dios está loco. Debía ser quien decía ser, sobre todo porque había realizado todos los milagros que se había profetizado que haría.


*Profundiza: Lee Isaías 44:3-4 e Isaías 55:1. ¿Cómo se relacionan estas profecías con lo que Jesús dijo aquí?

*¿De qué manera estas profecías afectan a tu vida hoy en día o te ayudan a comprender quién es realmente Jesús?