Lección 10: Juan 4:1-20 - La mujer samaritana (parte 1)


1 Por tanto, cuando el Señor supo que los fariseos habían oído que Él hacía y bautizaba más discípulos que Juan 2 (aunque Jesús mismo no bautizaba, sino Sus discípulos), 3 salió de Judea y se fue otra vez para Galilea. 4 Y Él tenía que pasar por Samaria. 5 Llegó*, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la parcela de tierra que Jacob dio a su hijo José; 6 y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. 7 Una mujer de Samaria vino* a sacar agua, y Jesús le dijo*: «Dame de beber».

8 Pues Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. 9 Entonces la mujer samaritana le dijo*: «¿Cómo es que Tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos). 10 Jesús le respondió: «Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva». 11 Ella le dijo*: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? 12 ¿Acaso eres Tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados?». 13 Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, 14 pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna». 15 «Señor», le dijo* la mujer, «dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla». 16 Jesús le dijo*: «Ve, llama a tu marido y ven acá». 17 «No tengo marido», respondió la mujer. Jesús le dijo*: «Bien has dicho: “No tengo marido”, 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad». 19 La mujer le dijo*: «Señor, me parece que Tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y ustedes dicen que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar».


*Al mirar atrás en tu vida hasta ahora, ¿puedes ver un encuentro con Dios? ¿Qué aprendiste de este encuentro con Él?


Jesús, siendo Dios, tuvo un encuentro muy especial con una mujer con la que la mayoría de los judíos nunca habrían hablado. No solo los judíos que se respetaban a sí mismos no hablaban con ella, sino que incluso sus propios vecinos probablemente la ridiculizaban y la odiaban, ya que era la única razón por la que una mujer iba a sacar agua en pleno día, cuando hacía tanto calor. Jesús sabía dónde y cuándo tenía que estar para encontrarse con ella y darle la buena noticia del perdón de los pecados y el comienzo de una nueva vida de esperanza.


*Cuando Dios te encuentre en una de sus citas divinas, descubrirás que Él te conoce, tal como conocía a esta mujer. ¿Estarás dispuesto a escuchar lo que Él tiene que decirte?