Lección 26: Jugar a ser Dios (parte 1)

Lee Santiago 4:11-17 - https://www.bible.com/bible/103/JAS.4.NBLA


La lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes hazañas... «De la misma boca salen bendiciones y maldiciones. Hermano mío, esto no debe ser así» - Santiago 3:5, 10.


Hace unos años se escribió un libro sobre los juegos de la gente. En él se habla de las formas en que la gente manipula a los demás sin que ni siquiera sean conscientes de lo que está ocurriendo. Uno de los juegos más populares entre los cristianos, que Santiago aborda ahora en nuestro pasaje, es jugar a ser Dios. Como Santiago escribió antes, cuando se trata de satisfacer nuestras necesidades, o recurrimos a la lucha, o nos humillamos y nos rendimos a Su control. Santiago instó a la humildad, pero sabía que algunos elegirían jugar con Dios, por el contrario.


Hay dos maneras de jugar a ser Dios: con los demás o con nosotros mismos.


Santiago 4:11 muestra cómo jugamos a ser Dios con los demás.

 - Habla contra tu hermano o hermana. Es la idea de hablar de una persona a otra con la intención de bajar la estimación del oyente acerca de la persona de la que se habla.

- Juzgar a los demás. La palabra significa pronunciar condena sobre alguien. Para juzgar a alguien hay que saber todo lo que hay que saber sobre ese alguien o algo. Requiere el tipo de conocimiento que solo Dios posee (Mateo 7:1-5). Cuando juzgamos a otros. Hablamos en contra de la ley como si la ley fuera solo para que otros la cumplan y no nosotros. Santiago probablemente se refiere a la ley Real (Santiago 2:8) tal persona se pone por encima de la ley.


 Santiago 4:12 da las razones por las que no debemos jugar a este juego.

- Nos colocamos en una posición de autoridad reservada solo para Dios.

- Nos excusamos de nuestros propios fracasos o los ignoramos.

- Mostramos desprecio por el Tribunal de Dios - Santiago 4:11-12. Santiago tiene algunas palabras que decir sobre esta tendencia a nombrarnos jueces. En 4:11-12, nos advierte que no asumamos una posición para la que no estamos cualificados. ¿Cuántas veces juzgamos como si fuéramos Dios, cuando apenas conocemos los motivos o las circunstancias de las personas?


Santiago 4:13-17 - Jugar a ser Dios con nosotros mismos. Esta es la versión más autoengañosa del juego, y se juega en nuestras propias vidas. Nos imaginamos a nosotros mismos como la autoridad final sobre nuestra vida y vivimos como tal. Sacamos a Dios completamente del cuadro, no dependemos de Él. Ni siquiera para reconocer Su existencia.


*Pregunta para reflexionar: ¿Cómo juegas a ser Dios con otras personas? ____


Estudiaremos esto más a fondo en la próxima lección.