Lección 24: Peleas (parte 2)

Lee Santiago 4:1-10 - https://www.bible.com/bible/103/JAS.4.NBLA


La comida y el apetito por ella son un regalo de Dios. Pero, ¿comemos para vivir o vivimos para comer? Los apetitos sexuales también son dados por Dios y están destinados al placer, pero deben usarse de la manera correcta. Este apetito puede llevarnos a violar la ley de Dios si no lo controlamos. Las cosas materiales son una bendición de Dios, pero debemos evitar el materialismo. Cuando todas las bendiciones mencionadas anteriormente se abusan y se permiten convertirse en un medio para el pecado, ¡nunca satisfacen! Santiago nos advierte que no permitamos que los deseos normales y naturales creados por Dios den lugar al pecado.


Estas son palabras fuertes. Probablemente, no recurrían realmente al asesinato debido a sus celos, pero nota que los celos llevaron a Saúl a intentar asesinar. La lujuria y los celos no solo hicieron que David cometiera adulterio, sino que también lo llevaron al asesinato. ¿Puede esto sucederle a un cristiano hoy en día? Hay más de una manera de cometer asesinato, así como hay más de una manera de cometer adulterio.


*¿Cómo definió Jesús el asesinato y el adulterio en Mateo 5:21-22, 27-28? _____ _____


Estos cristianos, que tenían deseos legítimos, tomaron las riendas por su cuenta y no le pidieron a Dios. En poco tiempo comenzaron a cumplir sus deseos de maneras pecaminosas. Cuando le pedían a Dios, lo hacían de forma incorrecta. Sus motivos eran egoístas. Intentaron manipular a Dios y, como resultado, Dios hizo oídos sordos a sus oraciones. (Santiago 4:3)


Estaban en guerra entre ellos, consigo mismos, y ahora Santiago dice que están en guerra con Dios (una causa perdida). En este punto, Santiago va directo al grano – Santiago 4:4 – “¡Adúlteros y adúlteras, no sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios! Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Los llamó personas adúlteras, una frase que cualquier judío cristiano reconocería. Jeremías 3:20 – “Ciertamente, como la esposa infiel deja a su marido, así ustedes han sido infieles conmigo, oh casa de Israel, dice el Señor.” La iglesia del Nuevo Testamento es referida como la esposa de Cristo. La imagen es clara. Muchos de estos cristianos a quienes Santiago les escribe estaban cometiendo adulterio espiritual. Estaban teniendo un romance con el mundo. La causa raíz de cada guerra, ya sea externa o interna, es la rebelión contra Dios. Al alinearse con el mundo, habían declarado la guerra a Dios. Amigo del mundo, enemigo de Dios. El creyente está casado con Cristo (Rom 7:4) y debe serle fiel.


Santiago 4:5 – “¿Pensáis que la Escritura dice en vano: ‘El espíritu que mora en nosotros anhela celosamente’?” (Nos quiere solo para Él). Vivir para la carne significa entristecer al Espíritu Santo que vive en nosotros. Hay un celo amoroso y santo que el Espíritu tiene por nosotros como la esposa de Cristo, así como un esposo lo tiene por su esposa. El Espíritu celosamente guarda nuestra relación con Cristo.