Lección 16: Fuego en tu boca (parte 2)

Lee Santiago 3:1-12 - https://www.bible.com/bible/103/JAS.3.NBLA


Santiago 3:2 es un desafío para todos nosotros. Todos tenemos debilidades, todos fallamos a Dios de diversas maneras y en diferentes circunstancias. Ninguno de nosotros está exento de cometer errores. Dado que Santiago entiende que la lengua revela lo que realmente somos por dentro, dice que si nunca cometemos un error con nuestra lengua, seríamos perfectos, lo cual ninguno de nosotros es. Aprender a vivir con éxito es un proceso. Nunca somos completamente maduros. Observa que el cristiano maduro aprende a controlar su lengua.


Para hacernos entender la importancia de un discurso controlado y las grandes consecuencias de nuestras palabras, Santiago nos da 6 imágenes de la lengua:


El freno del caballo (3:3)


El timón del barco (3:4)


El fuego (3:5-6)


Un animal venenoso (3:7-8)


Una fuente (3:9-11)


Un árbol de higos (3:12)


Santiago 3:3-4 – Un pequeño freno, con una cuerda de cierta longitud y unas tiras de cuero, permite al jinete controlar todo el cuerpo de un gran caballo. Un pequeño timón permite al piloto dirigir todo el barco. Tanto el freno como el timón deben superar obstáculos contrarios. El freno debe vencer la naturaleza salvaje del caballo y el timón debe superar los vientos y las corrientes que tratarían de desviar al barco. De igual manera, la lengua, siendo solo un miembro pequeño, puede controlar la dirección de nuestras vidas. El freno y el timón deben estar bajo el control de una mano fuerte para evitar el desastre. Así también nuestra lengua debe estar bajo el control de la mano fuerte del Señor.


*¿Qué dicen estos versículos acerca de la lengua o la boca?

*Proverbios 18:21 _____

*Salmo 141:3-4 _____

*Mateo 12:34 _____

*Proverbios 15:1 _____

*Proverbios 12:22 _____

*Proverbios 10:19 _____


Al igual que un caballo desbocado o un naufragio pueden afectar las vidas de los demás a nuestro alrededor, así también puede hacerlo una lengua descontrolada. Nunca subestimes la guía que das con tu lengua, o la condena que impartes. Qué importante es, como un freno y un timón, que nuestras lenguas guíen y dirijan a las personas en la dirección correcta.