Lección 4: Superando los Problemas (Parte 3)


Lee Santiago 1:2-12 - https://www.bible.com/bible/103/JAS.2.NBLA


“Sabemos” que las pruebas trabajan a nuestro favor y no en nuestra contra – recuerda, “prueba” significa aprobación - 1 Pedro 1:7. Un buscador de oro tiene una pieza de mineral aprobada por el inspector. La muestra no vale mucho, pero la declaración de aprobación oficial vale millones. Las pruebas trabajan a nuestro favor – ve 2 Corintios 4:17 y Romanos 8:28.


“Sabemos” que las pruebas bien usadas nos ayudan a madurar. ¿Qué quiere Dios producir en nuestras vidas? “Paciencia”, perseverancia, la habilidad de seguir adelante cuando las cosas están difíciles. (Romanos 5:3-4) La paciencia no es una aceptación pasiva de las circunstancias, sino una perseverancia valiente ante el sufrimiento y la dificultad. Las personas inmaduras son impacientes, mientras que las personas maduras son pacientes y persistentes. La impaciencia y la incredulidad suelen ir juntas, al igual que la fe y la paciencia. ¿Cómo se combinan la fe y la paciencia en estos versículos? Hebreos 6:12, Isaías 28:16 _____ _____


Dios quiere hacernos pacientes. El niño pequeño que no aprende paciencia no aprende nada. Debemos aprender a esperar en Dios. La única forma en que el Señor puede desarrollar paciencia y carácter en nuestras vidas es a través de las pruebas. No se puede obtener leyendo un libro, escuchando un sermón u orando una oración. Debemos pasar por dificultades, confiar en Dios y obedecer; el resultado será paciencia y carácter. “Sabiendo” esto, podemos enfrentar las pruebas con gozo. Sabemos lo que la prueba hará en nosotros y para nosotros, y sabemos que el resultado final traerá gloria a Dios. Satanás puede derrotar al creyente ignorante, pero no puede vencer al cristiano que conoce su Biblia y entiende los propósitos de Dios.


“Dejar” es una voluntad rendida – Santiago 1:4, 9-12 – Dios no puede construir nuestro carácter sin nuestra cooperación. Si le resistimos, Él nos disciplina hasta someternos. Si nos sometemos, Él puede cumplir Su obra. Cede; deja que haga su trabajo en tu vida. El objetivo de Dios en nuestra vida es la madurez. Sería una tragedia si nuestros hijos permanecieran como bebés. Disfrutamos al verlos madurar, aunque la madurez trae peligros, así como alegrías. Muchos cristianos se resguardan de las pruebas de la vida y, como resultado, “nunca crecen” (1 Juan 2:12-14). Dios construye el carácter antes de llamarnos al servicio (Romanos 8:29). Moisés pasó 40 años en el desierto cuidando ovejas, José pasó 13 años, y los discípulos 3 años. La persona madura no discute la voluntad de Dios, sino que la acepta y la obedece (Efesios 6:6). Si pasamos por las pruebas sin una voluntad rendida, terminaremos siendo más como niños inmaduros que como adultos maduros. Una etapa difícil de madurar es el “destete”. Este niño que está siendo destetado está seguro de que su madre ya no lo ama y que todo está en su contra. Pero sabemos que el destete es importante para la madurez y la libertad. Es bueno para el niño. A veces, Dios tiene que destetarnos (Salmo 131:2).


En Santiago 1:9-11 – Santiago ilustra este principio con dos tipos diferentes de cristianos: los pobres y los ricos. Aparentemente, el dinero y el estatus social eran problemas reales para estas personas. (Santiago 2:1-7, 15-16, 4:1-3, 13-17, 5:1-8) Las pruebas de Dios tienen la capacidad de nivelarnos. No son nuestros recursos materiales los que nos ayudan a pasar las pruebas, sino nuestros recursos espirituales.