Lección 20: La sabiduría de Dios para el lugar donde vivimos
En esta lección estudiamos otra cosa que debemos recordar que no es casualidad: el lugar donde vivimos.
Mateo 10:29-30 - «¿No se venden dos pajarillos por un centavo? Y ni uno de ellos caerá al suelo si no es por vuestro Padre. Pero hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados».
En estos versículos vemos que Dios es tan Sabio que lo sabe todo sobre nosotros, incluso hasta cada cabello de nuestra cabeza. Yo sé, que para algunas personas eso no es tan grande como para otras. El punto es este: si Dios conoce cada cabello de nuestra cabeza, entonces Él conoce cada lugar donde viviremos. Por lo tanto, debe haber una razón sabia para vivir donde lo hacemos. Nuestro problema es que, como pensamos que es por casualidad que vivimos donde lo hacemos, a menudo pensamos que nuestra razón principal para estar allí es simplemente tener un lugar para relajarnos. Así que cuando ocurre algo con nuestra casa o con nuestros vecinos que no nos gusta, y como todo se reduce a nuestra propia comodidad, nos enfadamos y empezamos a crear aún más problemas.
No es por casualidad que vives donde vives, y no solo por tu propia comodidad. La primera razón sabia por la que Dios te tiene viviendo donde vives es para un campo misionero. Si vives al lado de no cristianos, entonces comparte el amor de Jesús con ellos para que puedan ser salvos.
El Rey David dijo esto acerca de cómo tratamos a nuestros vecinos: «El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua; ni hace mal a su prójimo; ni admite reproche alguno contra su vecino.» (Salmo 15:2-3). ¡Eso es sabiduría!
Pero hay más. La segunda sabia razón por la que Dios te tiene viviendo donde vives es como campo de entrenamiento. Si quieres convertirte en un hacedor de la Palabra y no solo en un oidor, entonces necesitas algún tipo de entrenamiento, algún lugar donde ponerla en práctica. Volvemos de nuevo a la Palabra en busca de instrucción: «Enséñame, Señor, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin. Dame entendimiento, para que cumpla tu ley y la observe con todo mi corazón. Guíame por la senda de Tus mandamientos, porque en ella me deleito. Inclina mi corazón a Tus testimonios, y no a la ganancia egoísta. Aparta mis ojos de mirar cosas sin valor; y dame vida en Tus caminos». (Salmo 119:33-37).
¿Qué mejor lugar para aprender a amar como Jesús que en un barrio lleno de gente que no ama a Jesús? ¿Ves la sabiduría de Dios?
No es por casualidad que vivas donde vives. Es por plan del Creador del universo, y una vez que empiezas a ver las sabias razones por las que Él te tiene ahí, entonces tu hogar ya no es solo un lugar para relajarte, ¡se ha convertido en un poderoso lugar para el ministerio!
* Memoriza el Salmo 119:105 - Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.