Efesios 6:17 -... y tomad el yelmo de la salvación,


Las armas mortales que los malvados lanzan contra nosotros están todas empaquetadas en algo tan inocente como un pensamiento, y debemos lidiar con esto cada momento de nuestra vida. Satanás ha influido e infectado este mundo. La oscuridad nos rodea. Como resultado, busca apoderarse de nuestras mentes. El campo de batalla es la mente, y él busca desviarnos de la verdad de la Palabra de Dios.


Dios nos da el yelmo, o casco, para proteger nuestra cabeza de los ataques del enemigo. ¿Por qué el enemigo ataca la cabeza? Porque la cabeza es una parte muy importante del cuerpo. Contiene tu cerebro, que controla todo. Tu cabeza determina cómo piensas sobre toda la vida. Cómo piensas determina en gran parte cómo te sientes y cómo actúas. Ponerse el yelmo de la salvación requiere que aprendas a pensar bíblicamente sobre el mundo y sus puntos de vista. Debes desarrollar una mente cristiana, una mente salva. Tu cabeza determina cómo funcionas en la vida. Si su cerebro no está trabajando apropiadamente, afecta como otras partes de su cuerpo trabajan. Una lesión cerebral puede afectar las habilidades motoras o la habilidad de hablar o pensar claramente. Si un soldado quedaba inconsciente por un golpe en la cabeza, probablemente estaba acabado. Tenía que protegerse la cabeza con el casco bien colocado.


Cuando Pablo nos dice que tomemos el yelmo de la salvación, nos está diciendo: «No vayas por el mundo con la cabeza desprotegida. ¡Cuidado con la cabeza! «Determina cómo piensas, cómo te desenvuelves en la vida y cómo te relacionas con la gente. Debemos vigilar nuestros pensamientos, que se convierten en palabras; vigilar nuestras palabras, que se convierten en acciones; vigilar nuestras acciones, que se convierten en hábitos; vigilar nuestros hábitos, que se convierten en carácter; vigilar nuestro carácter, porque se convierte en tu destino. Nuestro cerebro es la parte más importante de nuestro cuerpo.


Los cristianos descuidados ignoran, o a veces incluso ridiculizan, la necesidad de una sana doctrina. Quieren experiencia, no doctrina. Quieren buenos sentimientos, no pensamientos cuidadosos. Porque no cuidan sus cabezas, no son transformados por la renovación de sus mentes (Romanos 12:1-2). Más bien, se conforman a este mundo malo. Pero Dios nos da el yelmo de la salvación por una muy buena razón - porque la forma en que piensas determina la forma en que piensas acerca de toda la vida.


Ponerse el yelmo de la salvación requiere que aprendas a pensar bíblicamente acerca de las visiones del mundo. Debes desarrollar una mente cristiana, una mente salva. Presta atención a tu vida de pensamiento. Nunca dejes de prestarle atención. Pensamientos equivocados conducen a comportamientos equivocados. Aquí es precisamente donde el enemigo atacará todos los días. Él sabe lo que hace. Cuidado con la cabeza, cristiano. ¡Ponte el casco!


¿Cómo puede la salvación ser nuestro casco? Más en nuestra próxima lección.