Lea Ester 7: https://www.bible.com/es/bible/127/EST.7.NTV


La reina Ester tenía que tomar una decisión difícil. Su temor podía ser que si decidía entrar en presencia del rey y este la rechazaba, su misión de salvar a su pueblo de la muerte habría fracasado. Si ella moría, ¿quién podría pedirle al rey que salvara a su pueblo? Otro problema era que, una vez que el rey promulgaba un decreto, no había forma de revocarlo. ¿Qué podía ella pedirle al rey que cambiara las cosas para su pueblo?


A menudo solo vemos dos opciones cuando tenemos problemas. Debemos tener un trabajo o moriremos de hambre. Debemos recibir una buena educación, o nunca tendremos un buen trabajo. Si no estamos sanos, entonces debemos tener pecado en nuestra vida para que Dios nos esté castigando. La Biblia está llena de relatos en los que Dios dio una respuesta diferente a la que la gente había considerado.


El pueblo de Israel, viajando por el desierto, estaba sin agua. Probablemente, pensaron que sus únicas opciones eran cavar un pozo o morir de sed. La respuesta de Dios fue que Moisés golpeó una roca y de ella brotó agua que satisfizo con creces las necesidades de esos millones de personas (Éxodo 17:1-7).


Una ciudad había estado sitiada por un ejército enemigo tanto tiempo que ya no quedaba comida en la ciudad. La gente pensó que sus únicas opciones eran rendirse al enemigo o morir de hambre. La respuesta de Dios fue ahuyentar al ejército enemigo, dejando toda la comida que tenían para ellos, de modo que el pueblo tuviera comida de sobra para comer (2 Reyes 17).


Los discípulos de Jesús estaban en una barca cuando se desató una terrible tormenta. Pensaron que no tenían salida; estaban todos a punto de morir. Jesús calmó los vientos y las olas con una sola orden (Marcos 4:35-41).


La reina Ester eligió creer que Dios le daría otra respuesta, además de las opciones que ella podía ver. Decidió arriesgar su vida por la de su pueblo y se presentó ante el rey sin permiso oficial. Se vistió con las mejores ropas que tenía, las que le había proporcionado el rey. Se acercó a la puerta, donde el rey podía verla.


La respuesta de Dios a su elección fue dar al rey un amor por ella que le hizo acercarse a ella con el cetro de oro de la gracia: le perdonó la vida. Ella se adelantó y tocó la punta del cetro, reconociéndole que sabía que estaba allí solo con su permiso y aceptando abiertamente su gracia.


*Cuando Dios te da una respuesta a tu problema distinta de la que creías posible, ¿cuál es tu respuesta a Él?