El terremoto más mortífero de la historia ocurrió en 1556, cuando un seísmo de aproximadamente 8.0 grados sacudió un área de 520 millas de ancho en el centro de China, matando a unas 830,000 personas. No hay mucho que ninguno de nosotros pueda hacer ante un suceso así, pero hay un desastre mayor que está ocurriendo ahora mismo en este mundo y que causa una destrucción aún mayor a mucha más gente. Este terremoto fue un desastre en la naturaleza, pero el desastre en nosotros que somos creyentes en Jesucristo es un desastre espiritual. Es la destrucción que ha estado ocurriendo por los últimos 2000 años, y ha resultado en innumerables personas muriendo sin Jesucristo, así como innumerables cristianos siendo marginados de la batalla a la cual Jesús llamó a cada uno de nosotros que creemos en Él.


Nosotros como creyentes en Jesús necesitamos saber cómo y dónde ocurre esta batalla, necesitamos conocer a nuestro enemigo y reconocer sus tácticas y poder destructivo. Necesitamos aprender como podemos enfrentar la tentación con la protección que Jesús ha provisto para todos nosotros para que podamos ser victoriosos en esta batalla.


¿Quién es nuestro enemigo? Satanás y sus demonios. Él quiere que pensemos en él como ese personaje feo con cuernos y cola, para que cuando no lo veamos así en una tentación, no lo reconozcamos. La Biblia nos dice que puede venir a nosotros como un ángel de luz (2 Corintios 11:14) para poder tentarnos más fácilmente y alejarnos de Jesús. Él hará que cada pecado parezca bueno o divertido o inofensivo, y siempre mentirá sobre el miedo y el dolor y la desesperación que vienen de él tan pronto como hayamos cedido.


Sus tácticas de ataque seguirán tres áreas básicas de tu vida - lo que tu cuerpo quiere, lo que tus ojos ven, y lo que tu ego desea (1 Juan 2:16). Sus ataques son individuales - lo que me tienta a mí puede no ser ninguna tentación para ti.


¿Cómo podemos enfrentarnos a la tentación y vencer en esta batalla? ¿Cómo podemos luchar contra un enemigo que no podemos ver? Jesús nos da toda la armadura espiritual que necesitamos para mantenernos firmes y fuertes. No estamos destinados al fracaso, de hecho, Él nos equipa para la victoria. Todo lo que necesitamos es usar lo que Él nos ha dado para nuestra batalla.


Pero también necesitamos reconocer como es la victoria. No podemos derrotar a Satanás - Jesús ya lo ha hecho. No debemos enfocarnos en nuestro enemigo, sino en nuestra meta de vida. Jesús nos ha dado un trabajo que hacer aquí en la tierra, un trabajo que no incluye riqueza o fama o "buena vida" como este mundo sugiere. Nuestro trabajo aquí es el de embajador (2 Corintios 5:20) y sacerdote (1 Pedro 2:9-10). Representamos a Jesús como Rey, y buscamos llevar a otros a Él para que sean perdonados y adoptados en Su familia.


*¿Cuál es la tentación en la que es más probable que caigas? Pídele a Jesús que te ayude a ponerte tu armadura espiritual, a partir de hoy, para que aprendas a resistir en la batalla contra la tentación.