Lea Hebreos 12 - https://www.bible.com/es/bible/127/HEB.12.NTV
Durante los últimos 11 capítulos de Hebreos hemos estudiado el mensaje de Dios para nosotros a través de Su lenguaje llamado "Hijo". Hemos visto cómo Dios desea que la fe en Él sea el curso principal de nuestro estudio mientras estamos aquí en la tierra.
Ahora, al llegar a los últimos 2 capítulos de este libro, estudiaremos como esa fe trabaja a través de nosotros para cambiar nuestras vidas y toca las vidas de aquellos que nos rodean. Estamos rodeados por una "gran nube de testigos" y, por lo tanto, necesitamos correr bien nuestra carrera. ¿Quiénes son esos testigos? Los que aprendieron la fe antes que nosotros, los que no recibieron las promesas e incluso los ángeles de Dios (1 Timoteo 5:21, 1 Pedro 1:12). Piense en los testigos en las gradas de una competición olímpica, que animan a su atleta favorito - y el sonido de los vítores impulsa a ese atleta a hazañas de habilidad que nunca han logrado antes. Así que nuestros testigos nos están animando, incluso ahora, para lograr cosas por la fe en Jesús, el fundador y perfeccionador de nuestra fe, que nunca podemos imaginar ser capaces de hacer.
Nuestra fe debe mirar con honestidad el rostro de Jesús cuando soportó los golpes, cargó su cruz, cayó bajo su peso y, finalmente, fue clavado a ella para dar su vida por nosotros. Debemos ver lo que le costó a Él para que nosotros pudiéramos ser Suyos. Cuando nos sintamos tentados a quejarnos de que nuestra carga es demasiado pesada, debemos ver la Suya. Y en nuestra mirada, nos damos cuenta de que las veces que Él nos desafía a una fe mayor, o nos disciplina por pecados que no hemos confesado - todo esto es con el único propósito de hacernos como Él para que también podamos vivir con Él por la eternidad.
El cansancio en nuestro camino de fe no es algo que debamos permitir en nuestras vidas. La solución de Jesús al cansancio nunca es "alejarse de todo" o tomarse unas vacaciones de Él - Él dice que si estamos cansados debemos acercarnos a Él para encontrar nuestro descanso (Mateo 11:28). Porque cuando descansamos en Él, descubrimos, si escuchamos con atención, que nos canta su propia canción de cuna de amor (Sofonías 3:17).
Nuestra fe debe saber con certeza que Dios nos ama, que sólo desea lo mejor para nosotros (Romanos 8:28). A medida que aprendamos a confiar en Su amor en nuestras vidas, esa fe crecerá. Él nos lleva por valles que pueden parecer la muerte misma, pero nuestra fe descubrirá que la muerte no es real, es sólo una sombra (Salmo 23). A medida que crezca nuestra fe, descubriremos que no hay nada en todo lo creado que pueda separarnos de Su amor (Romanos 8:38-39). Todo lo que Él hace en nuestras vidas lo hace por una sola razón: ¡nos ama!