Lee Mateo 16 - https://www.bible.com/es/bible/127/MAT.16.NTV


Los líderes religiosos ahora probaban abiertamente a Jesús con preguntas con las que esperaban demostrar que Él era inferior a su propio conocimiento o sabiduría. Le pedían señales. Se negaban a creer las cosas que había hecho por la gente: sanar, liberarlos de los demonios, darles de comer. Querían algo espectacular. Pero Jesús ya había derrotado a Satanás cuando exigió milagros espectaculares, y de nuevo se negó a caer en la tentación de mostrar sus habilidades divinas - y lo hizo demostrándoles que no aceptarían sus señales más de lo que ya aceptaban las cosas que estaban acostumbrados a ver.


Pero no sólo los líderes religiosos tenían problemas para creer; incluso los discípulos aún no lo entendían. Fíjese, sin embargo, de qué manera tan diferente hablaba Jesús con sus seguidores comparado con los líderes religiosos. A los religiosos se negaba a explicarles las cosas, pero a los que estaban en el proceso de crecer en la fe en Él, les enseñaba con mucha paciencia las mismas lecciones que les había enseñado antes. Cualquiera que se acerque a Jesús con preguntas sinceras nunca lo encontrará duro o acusador - véase Su promesa en Santiago 1:5. Pero a alguien que viene habiendo decidido ya rechazar cualquier respuesta que Él le dé, no le encontrará respondiendo a sus preguntas. Debemos venir con fe, creyendo.


A veces Jesús también nos desafía con preguntas, como hizo con los discípulos cuando les preguntó quién pensaban ellos y los demás que era Él. Él siempre honra nuestra declaración de fe en Él. La respuesta de Jesús a la declaración de fe de Pedro ha dado lugar a preguntas sobre el significado de Jesús. El propósito de Jesús era construir su iglesia, no sobre Pedro, sino sobre su declaración. Cuando la iglesia habla en nombre de Cristo, abre las puertas del cielo a los que creen en su confesión y las cierra a los que no lo hacen.


Pero la fe en Jesús no es una vida sin problemas ni tener todo lo que nos proponemos conseguir en este mundo. Por primera vez, Jesús dijo a sus discípulos que iba a morir. Ellos no lo entendieron, porque esto nunca había formado parte de lo que les habían enseñado que sería el Mesías. Sólo lo entendían como el Rey victorioso que liberaría a su pueblo.


Pero Jesús amplió su palabra sobre su muerte para incluir también a los discípulos. Ellos también debían estar dispuestos a renunciar a todo lo que en este mundo tenía algún valor para ellos. Sus palabras son aleccionadoras: "¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?".


La fe en Jesús nos cuesta todo lo que este mundo podría ofrecernos en esta vida. Pero a cambio recibiremos una vida y un hogar que no tienen igual en esta tierra.


*¿Hay algún sueño o deseo en esta vida que aún no le hayas entregado a Él a cambio de todo lo que Él quiere darte por la eternidad?