Lee Mateo 14 - https://www.bible.com/es/bible/127/MAT.14.NTV


En el último capítulo vimos cómo se pide un gran precio por el Reino de Dios - y en este capítulo vemos tres eventos que describen lo que Dios nos pide como precio. 
En el primer evento vemos como Juan el Bautista es asesinado. Fíjense, no lo matan por creer en Jesús, lo matan porque habla contra el mal que se opone al reino de Jesús. ¿Pueden imaginárselo, un hombre vestido con pieles de animales, ni siquiera en la capital, diciéndole a todo el mundo que las acciones de adulterio del rey Herodes son un ejemplo de pecado? Juan no fue tímido ni se avergonzó de llamar pecado al adulterio.

¿Nos callamos alguna vez cuando Dios nos pide que hablemos contra los males que se cometen a nuestro alrededor, nos callamos porque tememos por nuestros puestos de trabajo o nuestra reputación o quizás por pérdidas económicas? En ciertas partes de nuestro mundo actual, el mero hecho de decir que somos creyentes en Jesús puede hacer que nos arresten o incluso que nos maten, ¿tenemos miedo de adoptar esa postura? Jesús dijo en Mateo 10:33 que si le negamos delante de los hombres, Él nos negará delante del Padre. ¿Estás dispuesto a pagar el precio con tu vida?

A veces puede ser más difícil vivir para Jesús que morir por Él. En el siguiente acontecimiento vemos a Jesús pidiendo algo imposible a sus discípulos: tenían que dar de comer a una multitud de entre 15,000 y 20,000 personas. Uno de los discípulos le contestó que con el salario de un hombre normal durante un año solamente se podría dar de comer un bocado a tantas personas, más no una comida satisfactoria. Uno de los precios de Su reino es que Jesús nos pedirá que estemos disponibles para hacer lo imposible. A veces pensamos que sería genial poder hacer milagros como curar a alguien, alimentar a tantos, u otras cosas espectaculares. Pensamos qué Dios debería darnos la habilidad de hacer estas cosas - pero Dios dice en Isaías 42:8 que Él no dará Su gloria a alguien más. O permitimos que Él haga el trabajo a través de nosotros y le damos toda la gloria, o Él no trabajará a través de nosotros.


Esto nos lleva al tercer acontecimiento: la tormenta en el mar. A pesar de todo lo que acababan de presenciar, los discípulos seguían sin entender el tercer coste de ser seguidor de Jesús: tenían que vivir por fe, por muy fuerte que fuera la tormenta de la vida a su alrededor o por mucho que amenazara con desbordarlos. La fe en Jesús es a menudo el precio más difícil de pagar, porque cada parte de nuestro ser clama por creer lo que vemos a nuestro alrededor. La realidad para los discípulos era que cuando Jesús no estaba con ellos su fe era débil. No comprendían que Jesús tenía una autoridad que superaba la distancia y la vista, aunque incluso el centurión romano la tenía (Mt 8:8). Cuando El vino a ellos, caminando sobre el agua, ellos aún no creyeron porque eso simplemente no era posible. Cuando Pedro intentó creer, su fe no fue suficiente y Jesús tuvo que rescatarlo. Sólo cuando Jesús estaba realmente en la barca y la tormenta se calmó, pudieron finalmente entender que Jesús era Dios en carne y lo demostraron adorándole. 


*Pregunta para pensar - ¿Qué precio te pide Dios hoy?